Ni una línea más para este botarate vestido de árbitro por la gracia de Sánchez Arminio, padrino a la postre de éste y de su hermano, el del penalti de Oier con el culo.
"Nosotros somos de un país de ahí arriba" "Nosotros pintamos poco". No, no son ni Mendilibar, Archanco o Patxi Puñal pero bien podrían serlo. Osasuna no deja de ser un convidado de piedra en este invento manipulado y tramposo que se han montado Barcelona y Real Madrid para diversión de sus aficiones, de los palmeros que les acompañan y sustento económico de varios que se autodefinen como medios de comunicación.
Y diréis, ¿a qué viene todo esto? Pues es sencillo.
Podría pegar una brasa con los buenos primeros 30 minutos rojillos, con el buen partido de un chico como Raoul y de como crece cuando está con Oier al lado y sin embargo empequeñece con Puñal cerca para demérito suyo y no del capitán.
Podría hablar de la sensación que tuve todo el partido de que a Andrés le pesaban psicológicamente como una losa los 8 goles del año pasado y lo demostró en forma de nervios y decisiones equivocadas.
Podría decir que se cumplió lo que no quería. Ayer era un partido para pasarlo y salir limpios pensando en el siguiente y más viendo las bajas del próximo rival. Pero no, la pérdida fue enorme. El jefe de la defensa no podrá jugar el siguiente partido.
Podría seguir con mi repetición ya cansina de que Oier es el jefe de este equipo y que tenemos ya referente donde fijarnos y pilar en principios y juego. Clamábamos por un nuevo Puñal para cuando el dios osasunista diga que no puede más y ya lo tenemos. ¡Grande el de Estella!
De todo esto es lo más que podría hablar hoy tal y como veo yo este tipo de partidos. Cuando me acerco a ver un partido de Osasuna cadete veo como unos niños luchan contra un imperio que les golea sin piedad y me rebelo contra esa injusticia. Ayer fue igual. Es ir a la guerra con lanzas y encima contra el bando que tiene al mejor guerrero de la historia. Así es imposible.
Prueba de lo injusto de este fútbol actual es que en tiempos los equipos pequeños lográbamos cesiones de chicos que no contaban en Madrid o Barcelona. Hoy en día es misión imposible. El peor de todos ellos es inasumible para la economía de un club normal. Se podría pensar en que ayer las directivas hablasen de ceder a Cuenca o Tello. Utopía.
Corramos cuanto antes el telón a este partido que hay que jugarlo porque está ahí, pero centrémonos en el Celta. Una final a la que hay que acudir como tal. Y yo, que de oportuno tengo un rato, ni podré verla en directo ni en la televisión.
¿Seguimos con los caballos? Para carrozas ya nos vendrán los Teixeiras o Muñiz de turno. Mientras a lo nuestro.
Foto: desmotivaciones.es