martes, 8 de noviembre de 2016

Con Martín nunca nada ha sido "normal". ¡Hasta siempre, míster!

El sábado barruntaba el final de un ciclo, tenía muy claro que la era de Martín en Osasuna había llegado a su fin y la verdad es que no esperaba que ese epílogo fuese normal. Y no lo esperaba porque ni quien lo tenía que hacer ni la historia de Martín me invitaban a verlo de otra manera.

La historia de Enrique en Osasuna es de blancos y de negros, los grises pocas o muy pocas veces los hemos visto y si los ha habido es cuando peor se han desenvuelto tanto el protagonista como el club. Lo cierto es que lo blanco es muy superior a lo negro y eso la Junta Directiva de este club debería haberlo tenido claro y escrito con letras en fluorescente encima de la mesa antes de hacer las cosas.

Y digo hacer, que no tomar decisión. Yo tengo ya unos años, creo que sé un poco de qué va esto del fútbol (no me refiero a los 90 minutos del partido) porque, entre otras cosas, viví un despido en Osasuna sin que absolutamente nadie me llamara para comunicármelo. Creí que esos tiempos no volverían, pero la asamblea del otro día y lo de ayer me dicen que estaba errado.

La decisión de cesar a Enrique Martín Monreal la puedo entender, no me llevo las manos a la cabeza sabiendo como está el fútbol y que los resultados mandan. Tristemente es así y el corazón es una cosa y la realidad suele ser otra, pero es que este fútbol cualquiera que siguiera al míster lo podía prever. Lo que nunca podré entender son las formas, eso nunca. A una institución como Martín no puedes echarle por teléfono mientras representa a Osasuna en un acto en Madrid del cual se cae el presidente por una indisposición. 

Me la creo, tenía que tener una cagalera de padre y muy señor mío con la que se le venía encima, pero es que cuando dejas todo en manos de un tipo que está para cerrar contratos publicitarios y al final manda más que los socios pues pasa lo que pasa. En el pecado llevas la penitencia, Luis.

Martín es ya historia en Osasuna, historia de la que nadie queda indiferente; sus logros ahí están y han marcado el devenir del club, podremos discutir sobre si todo son milagros, pero ahí están. Para mí milagro fue lo del 96/97, lo fue el ascenso del año pasado; pero no lo fue lo de la temporada anterior.  Opiniones las hay y todas respetables.

El fútbol no entiende de pasados dice Vasilevic, de pasados quizá no, pero de futuros sí, y mucho. Quizá tu externalización al final no se produzca, y no porque los socios lo hayamos decidido sino porque tu época en Osasuna está cerca de su fin. Te has quedado sin escudo protector y ahora tus vergüenzas están al aire. Martín y su osasunismo callaron en verano lo que no debió callar y eso le convirtió en otorgante ante lo que se estaba haciendo en verano.

Se va Martín, se va su defensa de 5, de 3, de 80. Todo indica que llegará Caparrós y deseo que le vaya lo mejor que le puede ir. Eso será que a Osasuna le va de maravilla y yo he sido, soy y seré osasunista, por encima de más "istas".

Solo me queda agradecer a Enrique sus grandes momentos compartidos con nosotros en la tele, con esas conversaciones entre dos que no tenemos mucho en común de la manera de ver el fútbol pero que nos respetamos como los que más, cosa que alguno no ha hecho. ¡Un abrazo míster!




1 comentario:

  1. Ahí le has dado, Mikel, respetarse, algo que hoy en día parece que no se lleva, este año me prodigo poco por aquí, espero entonarme pa darte un poco la turra, lo leo siempre, eehh, saludos y salud.

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