El previo del partido poco bueno presagiaba; seguimos en autodestrucción por temas extradeportivos, injusticias con parte de la afición en forma de toma de datos y un once titular que no había por donde cogerlo y que dejaba a las claras que seis meses después del comienzo de la temporada el entrenador aún no sabe por dónde coger a esta plantilla.
Con estos datos y un Sadar mudo, similar a cualquier cine, apareció un jugador de fútbol con todas las letras: don David López. Él y una ayuda inestimable de otro formidable pelotero como es Pita nos han bailado durante varias fases de la primera parte.
Muy mala salida de Osasuna al partido y como no podía ser de otro modo, fallo tremendo defensivo que nos cuesta un gol. Enésimo error de Raoul Loé que le sirve para ejercer de pararrayos en una jugada que es un cúmulo de errores. Así no se puede ir por categoría alguna. Si este gol ha sido un chiste, lo del segundo hace llorar y pensar que este equipo está muy poco trabajado. David López hace lo que quiere cuando recibe y con dos movimientos destruye todo el orden de Osasuna.
La primera parte ha sido un quiero y no puedo de un equipo grogui que dejaba claro que solo a balón parado podía llegar a hacer daño. Oportunidades ha tenido con dos ocasiones de un renacido David García después de su error en el gol en propia puerta y una jugada extraña con un más que posible penalti a Vujadinovic.
La segunda ha sido otra cosa; se seguía parecido, pero la salida de Cedrick nos daba algo diferente. Estoy particularmente muy harto del fútbol en el que el juego es excesivamente encorsetado y donde el jugador tiene poco margen para las decisiones personales que generalmente deciden partidos. En Osasuna tengo la duda de qué es antes, si el huevo o la gallina. ¿Jugamos encorsetados y no dejamos margen o es que se juega así porque nuestros jugadores no tienen lo que hay que tener para definir ellos? No diría de todos, pero hay alguno que vive muy cómodo en el corsé.
Pasando el tiempo entre olas, pitos, cambios extraños, pero con ocasiones claras hasta para ganar el partido. Los errores clamorosos de Nino y otro de Kodro nos han dejado sin ese punto. Es la grandeza del fútbol: en un partido en el que salimos muy quemados tuvimos nuestras opciones.
El desbarajuste ha venido con las expulsiones, ahí no había orden ni concierto, y como el amigo Urban había vuelto a hacer algo extraño pues salían cosas raras. El partido pedía a Jose García como el comer, pero nuevamente el canterano se quedó sin sus minutos. Me alegro personalmente (entre semana hubo algo que no debí hacer) muchísimo de la alegría que se ha llevado junto don David García en la grada de Oberena al meter el gol el Promesas en el minuto 92. ¡Cómo lo ha vivido!
Y hasta aquí lo del partido. En el tema de no entrar a animar y en la de hacer la ola solo mostraré mi respeto; en la era de las revoluciones 2.0 y de sofá ver que alguien hace algo me merece respeto aunque no comparta lo hecho.
Mi corazón y mi cabeza van a esta hora por dos sitios diferentes. Mi cabeza me dice que la destitución de Urban era irremediable. Me ha defraudado como técnico, pero mi corazón me hace llorar deportivamente por una persona como la copa de un pino y por un osasunista que no se merecía este marrón. Ojalá el bueno de Jan y su compañero Kibu (¡qué gran tipo eres!) tengan toda la suerte del mundo a partir de ahora y su vida deportiva esté llena de éxitos. Para mí Urban siempre llevará el 7 a la espalda.
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