A lo que estamos y lo que nos centra en este blog: llevamos ya unos cuantos partidos en los que no paramos de destacar a chicos como Damiá, Marc, Lolo o últimamente "Gato" Silva. Osasuna cuando mejor se ha movido ha sido siempre en los momentos que ha contado con gente "de fuera", de clase media; pero que han entendido a la perfección la filosofía que se mama en Tajonar.
Mucho más importante se nos hace esta circunstancia en los momentos actuales, vista la sequía de jugadores de casa que pongan en el campo lo que siempre hemos sido. Y aquí viene el enorme mérito de un novato en primera llamado Javi Gracia. Ha convertido en normalidad lo que hasta hace no mucho era usado como ariete contra todo el que no usara la demagogia y el "bienquedismo", el presidente es uno de ellos.
Normal es que Osasuna haga de El Sadar un campo complicadísimo para los grandes a base de una gran defensa, normal es que Osasuna se lleve los partidos por una magnífica estrategia a balón parado, normal es que nadie cuestione ya el once inicial que ya nos lo sabemos de memoria y normal es que a partir de un trabajo basado en la normalidad todo empiece a funcionar. ¡Magnífico Gracia y su trabajo fuera del que se ve en chándal o de corto!
Pero vamos al partido de ayer que tiene bastante miga y casi toda en los primeros 45 minutos. Mis previsiones (aviso, nunca me ganaré la vida con una quiniela) me llevaban al campo con una sensación de partido muy, muy difícil; con un rival que juega prácticamente igual que nosotros y al que por lo tanto sería complicado meterle mano. Si a eso añadimos que para el aficionado el Atlético no es un grande como los dos de siempre, nos daba un escenario peligroso.
Como Simeone debía tener la mente en el próximo partido saltó al campo, en el que sus dos compañeros de clasificación no habían podido ganar, con un equipo cuanto menos extraño.
Se plantó de gallito con dos extremos y Villa por el centro para decirle a Gracia que si sus laterales subían ahí tendrían a los extremos y a ver quién era más valiente de los dos. Con el estado de forma de Marc y de Damiá eso es pensar en grande. Detrás de una especie de línea de 3 metió a Diego y a Gabi para cerrar la salida con Lolo y Silva. Osasuna fue listo esta vez y desistió de ello. ¿Para qué? Ya van, esta vez sí, Armenteros y Cejudo a buscar en diagonal a un perdido Mario.
Si a esto le sumas la poca intensidad defensiva de su equipo en las jugadas de estrategia y un magnífico trabajo de Gracia y sus chicos te lleva a ver que para el minuto 6 ya te han mojado la oreja y el experimento queda en poco o nada.
Siguió todo como si nada, con los rojos desbocados y poniendo en ridículo a la defensa atlética una y otra vez a balón parado. Por lo menos se vieron cuatro jugadas diferentes y todas crearon peligro con especial importancia el papel de Roberto Torres. Curioso fue el comentario de alguno en el primer gol cuando dijo aquello de: "ya están con el gilicorner" jeje.
La primera parte fue de las de grabar y degustar, con intensidad al 100% (solo así le ganas al Atlético) y con jugadores muy enchufados tal y como habían comentado toda la semana. Hasta nuestros criticados interiores ayer estuvieron a un gran nivel. ¡Que sigan así!
La segunda parte ya vino condicionada por el 3-0 y aunque Simeone ya pasó a su 4-4-2 no hubo sensación de peligro para el resultado en ningún momento. Entre otras cosas porque con ese cambio táctico es cuando continuó, pero acentuado, el espectáculo de Silva. Estaba en todos los sitios, daba juego, cortaba todo lo que pasaba por ahí y dio toda una lección para un pivote que esté empezando.
Poco más dio el partido salvo comprobar la importancia de un chico como Loé para casos así. Es el único pivote que tenemos que nos permite volver a jugar unos minutos como ya lo hicimos en el Calderón con el 4-1-4-1.
La clase media se ha hecho dueña de la situación y eso en Osasuna es sinónimo de éxito.
Foto: www.lib.utexas.edu