Erreala 0- Osasuna 0 Y decían que en Donosti no había marcha...

Y habrá quien aún dirá que en Donostia no tienen marcha. Vaya 90 minutos de partido como para no levantarte del sofá y no dejar de ver un segundo. Vale, los habrá que al no tener sentimiento por ninguno de los dos equipos me dirán que fue un partido sin más. Para los primos-hermanos fue un partido frenético en el que la pasión pudo más que la calidad.

Que las visitas a casa del primo deportivo son mejores por las previas que por los partidos en sí es un hecho que pocos podremos negar. Creo que ayer fue la excepción que confirma la regla. Aún así no podía dejar de pensar en esos pobres 500 incondicionales que pagaron un dinero por ver un partido y seguro que no vieron más que balones moverse sin perspectiva de a dónde iban. Anoeta tiene esto y por eso prometí que no volvería, salvo para ver una competición de atletismo o rugby. Alguno es cierto que no vio pero no fue por el estadio, cosas de las previas en los desplazamientos.

Y en estas que nos presentábamos en Donostia y el partido salió como se presumía. En la previa más o menos lo intuía y creo que acerté en el resultado de juego. Los dos equipos pasaron de la zona de pivotes, a Montanier le entró miedo y se dejó a la nueva estrella rutilante txuri-urdin en el banco. Mendilibar le ganó la primera batalla llevando la zona central al músculo ante la clase. Ahí Raoulito Loe se mueve como pulpo, lo que pasa es para él. Ayer se marcó su mejor partido como rojillo en el primer equipo. Oier apunta poco a poco a que con su carácter humilde, trabajador y navarro a tope puede hacerse el sustituto natural de Don Patxi Puñal. Muchas alubias por comer pero se intuye algo.

Con esta premisa no quedaba otra que el que las bandas fuesen las protagonistas del partido. Dicho y hecho. En esto sí que creía que nos pasarían por encima con la calidad del indolente muchas veces Xabi Prieto y con El Chori Castro. De nuevo el entrenador de La Real se puso conservador y nos regaló mucho tiempo sin el uruguayo. Gracias Philippe. Sisi y Cejudo en la primera parte jugaron a sus anchas contra un centro del campo que crea mucho y bien pero que destruye poco. El fallo garrafal de Osasuna en la primera parte fue no acertar en las contras que montó llegando en ocasiones con superioridad por esta falta de valor defensivo.

Con la lesión de Cejudo y su cambio por Lamah vino una segunda parte de Osasuna jugando con uno menos. Sí, así de claro y de duro. Lo de ayer del belga es para hacérselo mirar y para reflexionar. En mi visión de deportista y de analista de situaciones me dio la impresión que la suplencia no le sentó nada bien y salió indolente y como en sus peores momentos de pasota. No acertó una sola decisión y en una pérdida de balón ni se molestó en presionar y bajar a defender. Casi nos cuesta muy caro. 

Fue una segunda parte en que el equipo cometió errores individuales graves que pudieron ser letales pero que una defensa, por fin, muy asentada y un portero que sigue progresión al alza nos evitaron males mayores. Los pivotes no tienen calidad con el balón en los pies y cuando intentan lo que no saben cometen errores de principiantes. Hay que mejorar eso.

Dejo aparte al chico este que responde al nombre de Sisi. Con ese nombre no llegarás a crack mediático, pero que llegarás al olimpo del osasunismo como sigas en esta línea no tengo duda alguna. En este equipo humilde, de pueblo y muchas veces mal entendido en sus aspiraciones, un tipo que lo da todo en el campo es alabado mucho más que uno que tenga la calidad por arrobas pero no deje todo. Sus estadísticas de robos de balones y de kilómetros recorridos tienen que ser de estudio. Esperemos que empiecen a salir los regates y ya tendremos un extremo de los que gustan en El Sadar.

Seguimos con la visión de la botella. Un empate hace un mes sería un mal partido de Osasuna y hoy confirma que el equipo es otro y que, de nuevo y van dos, un señor juez no nos dio lo que es nuestro y el resultado pudo ser otro. Vamos poco a poco y parece ser que no vamos tarde a la cita. El Rayo marcará mucho y esperemos que Paco Jémez se vuelva a suicidar como en Zorrilla o en Anoeta.

Pues eso, que ayer viendo la historia pensamos que iríamos a por un helado y a ver los fuegos a La Concha y nos encontramos con que nos invitaron a una sociedad en plena tamborrada y ahí, qué queréis que os diga, los navarros somos mucho más que los donostiarras. Lástima el resultado.