lunes, 6 de enero de 2014

Digno gol para un despropósito. Osasuna 1- Espanyol 0

No puedo calificar de otro modo este partido: despropósito. Y no me refiero al juego, que quizá a los espectadores así nos pudo parecer, sino a todo lo que conllevaba implícito el evento.

Los aficionados que tenemos hijas pequeñas, el día de ayer sabemos que está reservado para lo que está y así lo planteamos normalmente. Un 4-4-2 apoyándote en defensa de abuelos que te invitan a comer, unos tíos que te acompañan a la cabalgata y unas atacantes que están más nerviosas que Falete en un buffet libre.

Empezó la tarde con una visita real a las piscinas del Club Natación y así el aita podía ver el partido tranquilo en la televisión del salón social. Bueno, lo de tranquilo supongo que entenderéis por dónde voy, ¿no?

Con el pitido final y el susto del supuesto penalti de Oier nos subimos al sprint al encuentro de unos tíos y una amatxo que habían reservado sitio para ver lo importante del día: la cabalgata.

Con un poco de espera y la sensación de que los pies acabarían mal empezamos a ver el primer coche de municipales abriendo comitiva y dando paso a esos maestros que son los de La Pamplonesa. Novedad en unas niñas que bailaban subidas a un carro y que no gustó mucho entre la parroquia infantil. Creo que la envidia impedía ver la calidad.

El resto ya lo sabemos: mismo orden, ausencias, menor número de moros y cristianos y la sorpresa estaba al final. Discusiones de que si el rey que había pasado era Melchor pero que la luz de la farola le hacía pelirrojo, que no, que era joven...Al bueno del canoso se le había estropeado la carroza y los otros dos le habían adelantado. ¡Qué poca solidaridad con el abuelo!

Caramelos a kilos, recuerdos de años pasados y frío, mucho frío, en los pies para volver a casa y regresar a la cruda realidad. ¡Qué felices somos siempre en eventos irreales!

Ah y además hubo fútbol. Ganó Osasuna, no hubo que tirar de sensaciones y eso en fútbol generalmente es muy buena señal. 3 puntos menos para el objetivo con un gol digno del día que era. Regalo en toda regla que Cejudo supo agradecer como merece la ocasión.

Del resto de cosas ya dispondrán D. Javier Tebas y sus contratos televisivos. 

¡Iros a esparragar!





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